martes, 12 de enero de 2010

Regando mi jardín

Había una joven muy rica, que tenía todo lo que podía esperar y soñar: un hogar, un marido maravilloso, hermosos hijos, un empleo que le daba muchísimo bienestar económico, una familia unida… Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso.

El trabajo y sus quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algo. Si el trabajo le consumía tiempo, lo quitaba de los hijos; si surgían problemas, dejaba de lado al marido… y así, las personas que amaba eran siempre dejadas para después, para más tarde, para otro momento…

Un día, su padre, un hombre sabio, le dio un regalo: una flor rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: Hija, esta flor te va ayudar mucho,¡más de lo que ahora te imaginas! Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando y, a veces, conversar un poco con ella;Ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores.

La joven quedó muy emocionada, la flor que le había regalado su padre era de una belleza sin igual. Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía toda su atención, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor.

La joven llegaba a casa, miraba la flor y seguía bella como el primer día, no mostraba señas de flaqueza o muerte, simplemente estaba allí, linda y perfumada como siempre. Entonces, ella se limitaba a pasar de largo. Hasta que un día, sin más, la flor murió. Ella llegó a casa y se entristeció. La flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y las hojas amarillas.

La joven lloró mucho y contó a su padre lo que había ocurrido. Su padre entonces le dijo: Ya me imaginaba yo que eso ocurriría, pero no te puedo dar otra flor, porque no existe otra flor igual que esa,era única, al igual que tus hijos, tu marido, tu familia, tus amigos… Todos son una bendición que el Señor te ha dado. Tú tienes que aprender a regarlos, podarlos, y darles atención, pues igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, te olvidaste de cuidarla. Cuida a las personas que amas.

REFLEXIÓN

Una flor que muere por no cuidarla, un amigo que desaparece por no hacerle caso, unos padres que sufren porque te desocupas de ellos, un amor que se va porque no has amado, Dios, que queda triste esperando una respuesta tuya que no llega.

Indiferencia, apatía, dejadez, abandono, desgana, egoísmo, autosuficiencia, ingratitud…

¡Cuántas flores dejamos que se marchiten en nuestro camino!¡Cuántas gotas de agua, cuántos gestos de cariño, cuántas pequeñas atenciones que dejamos de hacer, han contribuido a que se mueran esas flores, esos regalos que a todos nos ha dado Dios.

¿Qué flores has perdido ya en tu vida? ¿Qué flores están ahora mismo marchitándose?¿Qué flores tienes ahora en tu vida? Cuídalas…

Quizás tengas la flor de la amistad a la que siempre puedes acudir; o quizás la flor de la familia, que siempre permanece a tu lado; o la flor de unos padres que te cuidan, te educan, te aman…, quizás disfrutes de la flor del amor, que te renueva y te complementa como persona, o puede que goces de la flor, preciosa flor, de la fe.

Esa fe que te abre los ojos al misterio de Dios Misericordioso, esa fe que te cura de la ceguera del egoísmo, esa fe que te acerca al Amor con mayúscula, al Dios bueno, compasivo, clemente, generoso, que te ama como jamás puedas imaginar.

No te canses nuNca de regar tus flores, no caigas en el desánimo al ver que las flores que cuidas no terminan de estar en su esplendor… lo más probable es que sólo estén invernando.

Quizás parezca que este o aquel amigo no termina de responder, quizás parece que el amor no termina de fraguar, de crecer, quizás la fe no sea ni como un granito de mostaza y creas que Dios está muy lejos, quizás parezca que Dios esté escondido, que Dios duerma…

Tú, sigue regando, podando, removiendo la tierra para que se oxigene… tarde o temprano, cuando menos lo esperes, tendrás los frutos de tus cuidados:

Esa flor maravillosa de inigualable olor y de extraordinario color. Amistad fiel, amor verdadero, fe inquebrantable que te una para siempre al Amor de Dios…

Sólo tú sabes, sólo tú puedes descubrir las flores que debes cuidar para ser auténticamente feliz.

Fuente: Jóvenes de Santa Teresa (Toledo)
http://www.grupojst.com/secciones/Formacion/Para_pensar/cuentos/regalandomi_jardin.htm

1 comentario:

  1. Un artículo precioso que todos deberíamos tener enfrente de nosotros cada minuto de nuestros días, para saber valorar lo que tenemos y así poder cuidar y mantener todo lo que más queremos.
    Angel, gracias por este artículo.

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